Dialéctica en Lacan.
Dialéctica o método de discusión, razonamiento
e interpretación utilizado en el mundo antiguo desde Zenón de Elea (480-420
AJ), apodado “el Palamedes de Elea” o
Dialéctico de Elea, en honor a Palamedes quien, en la mitología habría sido
hijo de Argos y Nauplio y uno de los héroes de la ingeniosidad proverbial a y quien
se le atribuye la invención del alfabeto griego.
De Zenón de Elea como el Palamedes habla
Sócrates en el Fedro. Lo habla no obstante como retórico y no como
dialéctico aun cuando lo que hace Sócrates en su nombre es dialéctica. Hay una
confusión entre estos dos términos y desde los inicios. En la dialéctica puede
haber retórica pero no se puede reducir a ésta sino que va más allá y en ese más
allá toca, justamente, lo que en psicoanálisis podríamos nombrar como el
movimiento propio del progreso analítico, tal como inicialmente lo dice Lacan,
en su lección 1, seminario 1.
Sócrates dice en el Fedro, resumimos:
“[261] La retórica es en suma el arte de conducir
las almas por la palabra, no solamente en los tribunales y en las demás
asambleas públicas, sino incluso en las reuniones privadas. Es el arte mismo de
las grandes y de las pequeñas cosas, y su empleo legal no es menos respetable
en las cosas vanas que en las importantes.
¿No conoces (Fedro) los tratados de oratoria compuestos por Néstor y
Ulises en sus momentos de ocio en Ilión y no has oído hablar nunca de los de
Palamedes? Y en los tribunales cada una de las partes ¿no hablan acaso
contradictoriamente? Se contradicen
sobre lo justo o lo injusto. Así pues,
el que sabe contradecir con arte, puede hacer parecer según su gusto una misma
cosa y a las mismas personas tanto justa como injusta. En la arenga pública puede hacer que al pueblo
le parezcan las mismas cosas, tanto buenas como malas.
Palamedes de Elea hablaba con tanto arte que
hacía que sus auditores les parecieran las mismas cosas, tanto semejantes como
distintas, unas y múltiples en movimiento y en reposo al mismo tiempo. El arte de la controversia, no se refiere
sólo a los tribunales y asambleas políticas sino que hay un arte único que se
aplica a todas las formas de la palabra, y este arte, puede ponernos en
posición de dar cuenta de toda cosa semejante a cualquiera otra en todos los
casos posibles y la vista de todas las personas posibles; y cuando un hombre recurre
a las similitudes y las disimula, este arte nos da la posibilidad de
esclarecerlo. Es decir. La ilusión se
produce más entre cosas poco diferentes entre sí que entre las que difieren
mucho entre sí. [262] Y si quieres
cambiar de lugar, (…)”[1]
Y Diógenes Laercio en su obra sobre filósofos
ilustres, página 184[2],
nos dice: “Aristóteles dice que (Zenón) fue inventor de la dialéctica (así)
como Empédocles de la retórica.
Este arte de la dialéctica es desarrollado
plenamente por Platón a través de su Sócrates (-470 à -399) del que encontramos
un muy buen ejemplo en Fedro al que más
adelante trataremos. Tanto Zenón como
Sócrates fueron alumnos de Parménides (fin del siglo VI AJ-mediados del siglo V
AJ.). Por su parte Platón (424/423 av. J.-C., - 348/347 av. J.-C.) (o por su
nombre de pila, Aristócles) fue alumno de Crátilo (Siglo V AJ) Quien a su vez fue alumno de Heráclito (finales
del Siglo VI AJ), y de Hermógenes (Siglo V AJ) quien fuese discípulo de Sócrates,
y Parménides.
Es esta la genealogía de la dialéctica,
término que viene del griego dialegesthai, conversar y dialegein
distinguir, término a su vez de donde se deriva legein que significa
hablar.
De esta genealogía partimos con Lacan en sus escritos técnicos, seminario 1, clase 1,
del Fedro justamente, al que luego nos referiremos. Lacan dice: “cada
noción posee (en el pensamiento freudiano) vida propia, lo que se llama
precisamente la dialéctica: ella tiene un contrario, etc.” Este sentido
es tomado en el siglo XVIII por la dialéctica. En el siglo XVIII el término es tomado como la
teoría de los contrapuestos en las cosas o en los conceptos, así como la
detección y superación de estos contrapuestos.
Recorriendo otras notas sobre este
término, encontramos que Lacan habla de dialéctica en el seminario I, en la misma clase
1, diciendo respecto del Id, como no debiendo ser un término al que se
reduzca el pensamiento freudiano: “es un punto en la dialéctica del progreso
del análisis, un punto extremo del reconocimiento existencial, “tú eres esto”
ideal del final de análisis, jamás alcanzado”, hace referencia entonces
a ciertos puntos cruciales en el progreso analítico, hecho que nos da la idea
de movimiento, lo que nos recuerda el término dialéctica en el sentido
Hegeliano.
Con esta idea de movimiento, nos vamos hacia
la reconstitución de la historia del sujeto, su síntesis en el presente, por
qué ha sido vivida en el pasado. La reconstrucción que implica su
reconstitución, se ve obstaculizada por la resistencia, por las defensas. Una cosa es la que desde lo imaginario se
explica como causa de un síntoma y otra muy distinta la que desde lo
inconsciente se verifica. Llegada a consulta una niña de 8 años quien no podía
pasar de su tercer ciclo de estudios, la madre dice del malestar de la niña “es
que ella…. Es desobediente, es desjuiciada, es…” en fin las palabras con que la
madre podía significar para ella, el sufrimiento de su hija, sufrimiento del
que la misma madre no era consciente. La niña pide la palabra, alza la mano
como en la escuela para decir que quiere hablar. Se inicia en este punto el
acto analítico. La madre sale de escena y queda sólo la niña con su manera de
articular sus cosas. El problema, dice la niña es que no he podido pasar de la
tabla del dos. Le respondo que indagaremos la razón de esa dificultad. Y
comienza su recorrido, para finalmente, luego de 8 meses de trabajo a razón de
una sesión semanal, entender que, en el conjunto mujeres no había podido
incluir a la madre, ni en el conjunto hombres había podido incluir al padre,
por lo que tampoco ella misma había podido incluirse en alguno de estos
conjuntos. Elaborada su situación edípica, con su renuncia al incesto y demás,
la niña logra aprender la tabla del 3 y todas las que siguen hasta la del 16 en
una noche…! Llega a la sesión siguiente de esta apuesta y dice, ya anoche
aprendí las tablas hasta la del 16. Por supuesto
no enunciamos aquí, de este análisis, sino lo básico para tratar de entender
qué es esto de la dialéctica no sólo en Lacan sino en el trabajo analítico, la
dialéctica del sujeto, la dialéctica del deseo.
En este punto dejamos este escrito, no
terminado por supuesto, sino al menos en un punto que nos llevará al texto de
Lacan sobre la dialéctica del deseo: “Subversión del sujeto y dialéctica del
deseo en el inconsciente freudiano”.
[1] Platon, Phèdre, traducción de Mario Meunier 1922. http://fr.wikisource.org/wiki/Ph%C3%A8dre_(Platon,_trad._Meunier)
[2] http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12140528718935940987213/ima0549.htm