domingo, 13 de enero de 2013

Dialéctica


Dialéctica en Lacan.

Dialéctica o método de discusión, razonamiento e interpretación utilizado en el mundo antiguo desde Zenón de Elea (480-420 AJ),  apodado “el Palamedes de Elea” o Dialéctico de Elea, en honor a Palamedes quien, en la mitología habría sido hijo de Argos y Nauplio y uno de los héroes de la ingeniosidad proverbial a y quien se le atribuye la invención del alfabeto griego.

De Zenón de Elea como el Palamedes habla Sócrates en  el Fedro.  Lo habla no obstante como retórico y no como dialéctico aun cuando lo que hace Sócrates en su nombre es dialéctica. Hay una confusión entre estos dos términos y desde los inicios. En la dialéctica puede haber retórica pero no se puede reducir a ésta sino que va más allá y en ese más allá toca, justamente, lo que en psicoanálisis podríamos nombrar como el movimiento propio del progreso analítico, tal como inicialmente lo dice Lacan, en su lección 1, seminario 1.

Sócrates dice en el Fedro, resumimos:
“[261] La retórica es en suma el arte de conducir las almas por la palabra, no solamente en los tribunales y en las demás asambleas públicas, sino incluso en las reuniones privadas. Es el arte mismo de las grandes y de las pequeñas cosas, y su empleo legal no es menos respetable en las cosas vanas que en las importantes.  ¿No conoces (Fedro) los tratados de oratoria compuestos por Néstor y Ulises en sus momentos de ocio en Ilión y no has oído hablar nunca de los de Palamedes? Y en los tribunales cada una de las partes ¿no hablan acaso contradictoriamente?  Se contradicen sobre lo justo o lo injusto.  Así pues, el que sabe contradecir con arte, puede hacer parecer según su gusto una misma cosa y a las mismas personas tanto justa como injusta.  En la arenga pública puede hacer que al pueblo le parezcan las mismas cosas, tanto buenas como malas.
Palamedes de Elea hablaba con tanto arte que hacía que sus auditores les parecieran las mismas cosas, tanto semejantes como distintas, unas y múltiples en movimiento y en reposo al mismo tiempo.  El arte de la controversia, no se refiere sólo a los tribunales y asambleas políticas sino que hay un arte único que se aplica a todas las formas de la palabra, y este arte, puede ponernos en posición de dar cuenta de toda cosa semejante a cualquiera otra en todos los casos posibles y la vista de todas las personas posibles; y cuando un hombre recurre a las similitudes y las disimula, este arte nos da la posibilidad de esclarecerlo.  Es decir. La ilusión se produce más entre cosas poco diferentes entre sí que entre las que difieren mucho entre sí. [262]  Y si quieres cambiar de lugar, (…)”[1]

Y Diógenes Laercio en su obra sobre filósofos ilustres, página 184[2], nos dice: “Aristóteles dice que (Zenón) fue inventor de la dialéctica (así) como Empédocles de la retórica.
Este arte de la dialéctica es desarrollado plenamente por Platón a través de su Sócrates (-470 à -399) del que encontramos un muy buen ejemplo en Fedro al  que más adelante trataremos. Tanto  Zenón como Sócrates fueron alumnos de Parménides (fin del siglo VI AJ-mediados del siglo V AJ.). Por su parte Platón (424/423 av. J.-C., - 348/347 av. J.-C.) (o por su nombre de pila, Aristócles) fue alumno de Crátilo (Siglo V AJ)  Quien a su vez fue alumno de Heráclito (finales del Siglo VI AJ), y de Hermógenes (Siglo V AJ) quien fuese discípulo de Sócrates, y Parménides. 
Es esta la genealogía de la dialéctica, término que viene del griego dialegesthai, conversar y dialegein distinguir, término a su vez de donde se deriva legein que significa hablar.

De esta genealogía partimos con Lacan en sus escritos técnicos, seminario 1, clase 1, del Fedro justamente, al que luego nos referiremos. Lacan dice: “cada noción posee (en el pensamiento freudiano) vida propia, lo que se llama precisamente la dialéctica: ella tiene un contrario, etc.” Este sentido es tomado en el siglo XVIII por la dialéctica. En el siglo XVIII el término es tomado como la teoría de los contrapuestos en las cosas o en los conceptos, así como la detección y superación de estos contrapuestos.  

Recorriendo otras notas sobre este término, encontramos que Lacan habla de dialéctica en el seminario I, en la misma clase 1, diciendo respecto del Id, como no debiendo ser un término al que se reduzca el pensamiento freudiano: “es un punto en la dialéctica del progreso del análisis, un punto extremo del reconocimiento existencial, “tú eres esto” ideal del final de análisis, jamás alcanzado”, hace referencia entonces a ciertos puntos cruciales en el progreso analítico, hecho que nos da la idea de movimiento, lo que nos recuerda el término dialéctica en el sentido Hegeliano.

Con esta idea de movimiento, nos vamos hacia la reconstitución de la historia del sujeto, su síntesis en el presente, por qué ha sido vivida en el pasado. La reconstrucción que implica su reconstitución, se ve obstaculizada por la resistencia, por las defensas.  Una cosa es la que desde lo imaginario se explica como causa de un síntoma y otra muy distinta la que desde lo inconsciente se verifica. Llegada a consulta una niña de 8 años quien no podía pasar de su tercer ciclo de estudios, la madre dice del malestar de la niña “es que ella…. Es desobediente, es desjuiciada, es…” en fin las palabras con que la madre podía significar para ella, el sufrimiento de su hija, sufrimiento del que la misma madre no era consciente. La niña pide la palabra, alza la mano como en la escuela para decir que quiere hablar. Se inicia en este punto el acto analítico. La madre sale de escena y queda sólo la niña con su manera de articular sus cosas. El problema, dice la niña es que no he podido pasar de la tabla del dos. Le respondo que indagaremos la razón de esa dificultad. Y comienza su recorrido, para finalmente, luego de 8 meses de trabajo a razón de una sesión semanal, entender que, en el conjunto mujeres no había podido incluir a la madre, ni en el conjunto hombres había podido incluir al padre, por lo que tampoco ella misma había podido incluirse en alguno de estos conjuntos. Elaborada su situación edípica, con su renuncia al incesto y demás, la niña logra aprender la tabla del 3 y todas las que siguen hasta la del 16 en una noche…! Llega a la sesión siguiente de esta apuesta y dice, ya anoche aprendí las tablas hasta la del 16.  Por supuesto no enunciamos aquí, de este análisis, sino lo básico para tratar de entender qué es esto de la dialéctica no sólo en Lacan sino en el trabajo analítico, la dialéctica del sujeto, la dialéctica del deseo.

En este punto dejamos este escrito, no terminado por supuesto, sino al menos en un punto que nos llevará al texto de Lacan sobre la dialéctica del deseo: “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”.


[1] Platon, Phèdre, traducción de Mario Meunier 1922. http://fr.wikisource.org/wiki/Ph%C3%A8dre_(Platon,_trad._Meunier)
[2] http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12140528718935940987213/ima0549.htm