viernes, 12 de octubre de 2012

el chiste y su relación con lo inconsciente. INICIO



Sigmund FREUD (1905)
Le mot d’esprit
et ses rapports avec l’inconscient
Der Witz und seine Beziehung zum Unbewussten

Sigmund FREUD (1905)
El chiste y su relación con lo inconciente.
Der Witz und seine Beziehung zum Unbewussten
Site web: Une édition électronique réalisée à partir du livre de Sigmund Freud, Le mot d'esprit et ses rapports avec l'inconscient (1905). Traduit de l'allemand par Marie Bonaparte et le Dr. M. Nathan en 1930. Paris: Gallimard, 1930. Réimpression: Gallimard, 1971, 378 pp. Collection idées, nrf, n˚ 198.
TOPSYLAC: editado desde el texto de la Standart Edition. Obras Completas de Sigmund Freud. Ordenamiento de James Strachey
Table des matières
Introduction.
A. PARTIE ANALYTIQUE :
i. Technique du mot d'esprit.
ii. Les tendances de l'esprit.
B. PARTIE SYNTHÉTIQUE :
iii. Le mécanisme du plaisir et la psychogenèse de l'esprit.
iv. Les mobiles de l'esprit. L'esprit en tant que processus social.
C. PARTIE THÉORIQUE :
v. Les rapports de l'esprit avec le rêve et l'inconscient.
vi. L'esprit et les variétés du comique.
APPENDICE : L'HUMOUR
Índice de temas
Introducción.
A. PARTE ANALÍTICA :
i.  La técnica del chiste.
ii. Las tendencias del chiste.
B. PARTE SINTÉTICA:
iii. El mecanismo del placer y la psicogénesis del chiste.
iv. Los motivos del chiste. El chiste como proceso social.
C. PARTE TEÓRICA:
v. El vínculo del chiste con el sueño y lo inconsciente.
vi. El chiste y las variedades de lo cómico.
APÉNDICE: Los acertijos de Franz Brentano.
Sigmund Freud :
Le mot d'esprit et ses rapports avec l'inconscient
Freud examine dans cette étude l'humour et ses rapports avec l'inconscient De nombreuses théories ont été  suggérées sur l'humour et le rire : comme toujours, le père de la psychanalyse renouvelle entièrement le sujet. Il arrive à la conclusion que « l'humour est la contribution apportée au comique par l'intermédiaire du surmoi », au terme d'un de ses essais brillants, amusants et en même temps profonds dont il a le secret.
Sigmund Freud


Le professeur Freud a bien voulu revoir lui-même cette traduction française.



                       Freud en 1905





notas Freud:


nota 1:
En una comunicación privada, jones atribuyó esta afirmación al propio Freud.

nota 2:
En la presente edición se han numerado, para facilitar las referencias, las secciones en que dividió el autor los capítulos largos

nota 3:
Constituye una pequefia excepción el párrafo dedicado a los chistes eróticos en la carta abierta al doctor F. S. Krauss (Freud, 19101» AE, 11, pág. 233.

nota 4: 
{Las siguientes consideraciones de la edición ingIcsa valen tam bién para la presente versión castellana.}

notas TOPSY

Nota 1.
mientras encontramos esta cita en Freud, tengamos en cuenta:

1.  lo que Lacan manifiesta en su seminario de las formaciones de lo inconsciente, clase 7, 18-XII-1957 donde además hace un ampli desarrollo sobre este tema:
" la risa toca a todo lo que es imitación, doblaje, fenómeno de sosías, máscara, y, si miramos de más cerca, no solamente al fenómeno de la máscara, sino también al del desenmascaramiento, y esto según momentos que merecen que uno se detenga en ellos."

2. lo que Freud mismo concluye al final de este texto:
"Hemos llegado al final de nuestra tarea, tras reconducir el mecanismo del placer humorístico a una fórmula análoga a las del placer cómico y del chiste. El placer del chiste nos pareció surgir de un gasto de inhibición ahorrado; el de la comicidad, de un gasto de representación (investidura) ahorrado, y el del humor, de un gasto de sentimiento ahorrado. En esas tres modalidades de trabajo de nuestro aparato anímico, el placer proviene de un ahorro; las tres coinciden en recuperar desde la actividad anímica un placer que, en verdad, sólo se ha perdido por el propio desarrollo de esa actividad. En efecto, la euforia que aspiramos a alcanzar por estos caminos no es otra cosa que el talante de una época de la vida en que solíamos arrostrar nuestro trabajo psíquico en general con escaso gasto: el talante de nuestra infancia, en la que no teníamos noticia de lo cómico, no éramos capaces de chiste y no nos hacía falta el humor para sentirnos dichosos en la vida."

Introducción de James Strachey
Al examinar las relaciones entre los chistes y los sueños, Freud menciona una «ocasión subjetiva que me llevó a considerar el problema del chiste». Dicho brevemente, esa ocasión fue la queja de Wilhelm Fliess, mientras leía las pruebas de imprenta de La interpretación de los sueños en 1899, en cuanto a que en los sueños consignados abundaban demasiado los chistes. Freud ya se había referido a este episodio en una nota al pie de la primera edición del libro (1900a), AE, 4, págs. 304-5; hoy estamos en condiciones de establecer la fecha exacta en que ocurrió, pues contamos con la carta en que Freud respondió a la queja de Fliess. Fue escrita el 11 de setiembre de 1899 en Berchtesgaden, donde daba los toques finales a la obra, y en ella Freud le anuncia que tratará de añadir una explicación acerca de la curiosa presencia, en los sueños, de lo que semejan ser chistes (Freud, 1950a, Carta 118).
Sin duda, este episodio llevó a Freud a prestar mayor atención al tema; pero probablemente no fue el origen de su interés por él. Hay amplias pruebas de que venía meditándolo desde varios años atrás. Lo muestra el propio hecho de que tuviera pronta una respuesta para la crítica de Fliess, y lo confirma la referencia al mecanismo de los efectos «cómicos» (nota topsy 1), que aparece más adelante en La interpretación de los sueños (AE, 5, pág. 594) y anticipa uno de los puntos principales del capítulo final de la presente obra. Ahora bien, como era inevitable, tan pronto comenzó Freud su íntima investigación de los sueños, le resultó llamativa la frecuencia con que estructuras similares a las de los chistes aparecían figuradas en ellos o en las asociaciones a que daban lugar. La interpretación de los sueños está lleno de ejemplos en tal sentido, aunque quizás el más antiguo registrado sea el sueño «ingenioso» de Cácilie M. sobre el cual informa una nota al pie del historial de Elisabeth von R., en Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pág. 194.
Con independencia de los sueños, ciertos datos indican el temprano interés de Freud por los chistes. En una carta del 12 de junio de 1897 (1950a, Carta 65), tras relatar a Fliess un chiste sobre dos Schnorrer, le dice: «Te confesaré que en los últimos tiempos he estado reuniendo una serie de anécdotas judías de profunda significación»; meses más tarde, el 21 de setiembre, le narra otra historia judía «de mi colección» (ibid., Carta 69); varias otras aparecen en la correspondencia con Flíess y en La interpretación de los sueños. (Véase, en particular, su comentario acerca de estas anécdotas en AE, 4, pág. 209.) Por supuesto, de esa recopilación extrajo los numerosos ejemplos sobre los cuales se basaron en tan amplia medida sus doctrinas.
Otra influencia de cierta importancia en Freud por esa época fue la de Theodor Lípps (1851-1914), profesor de Munich que escribió sobre psicología y estética y a quien se le atribuye haber acuñado el término «Einfühlung» {«empatía»]. Probablemente despertó el interés de Freud por Lipps el trabajo sobre lo inconciente que este último levó en un congreso de psicología (1897) y que dio pie a tina larga discusión en el último capítulo de La interpretación de los sueños (AE, 5, págs. 599 y sigs.). Las cartas a Fliess nos anotician de que en agosto y setiembre de 1898 Freud estaba leyendo un libro anterior de Lipps, GruncItatsachen des Seclenlebens (Los hechos fundamentales de la vida anímica} (1883), y de nuevo le impresionaron en esta oportunidad sus acotaciones sobre lo inconciente (Freud, 1950a, Cartas 94, 95 y 97). Y cuando ese mismo año apareció otro libro de Lipps, esta vez acerca de un tema más específico, Komik und Humor (Lo cómico y el humor), le sirvió de estímulo, como nos dice a comienzos del presente estudio, para embarcarse en él.
Fue en el terreno así abonado que cayó la semilla del comentario crítico de Fliess, aunque debieron trascurrir todavía varios años antes de que diera fruto.
A lo largo de 1905, Freud dio a publicidad tres escritos importantes: el historial clínico de «Dora» (1905e), los Tres ensayos de teoría sexual (1905d) y este libro sobre el chiste. En los dos últimos mencionados trabajó de manera simultánea: Ernest Jones (1955, pág. 13) nos dice que tenía los dos manuscritos en mesas contiguas, y según su talante del momento escribía en uno u otro. Fueron publicados casi al mismo tiempo, no se sabe con total certeza cuál de ellos primero. En el código del editor, los Tres ensayos llevan la cifra 1124 y El chiste la cifra 1128; pero según Jones esta última era «errónea» (ver nota Freud 1), lo cual implicaría que el orden de aparición fue el inverso. No obstante, en el mismo pasaje Jones afirma categóricamente que El chiste «apareció inmediatamente después que el otro libro». La fecha de publicación tiene que haber sido anterior a los comienzos de junio, ya que el 4 de ese mes salió tina larga reseña favorable en el periódico vienés Die Zeit.
La historia ulterior del libro fue muy distinta que la de los otros trabajos fundamentales de este período. Tanto La interpretación de los sueños como la Psicopatología de la vida cotidiana (1901b) y los Tres ensayos fueron ampliados y corregidos en las sucesivas ediciones a punto tal de tornar casi irreconocible lo que en ellos había de la edición original: en cambio. al libro sobre el chiste se le hicieron una media docena de pequeños agregados en la segunda edición, de 1912, y de allí en adelante no hubo ninguna otra modificación. (ver nota Freud 2)
Es posible que esto se vincule con el hecho de que el presente libro ocupa, en cierto modo, un lugar aparte del resto de los escritos de Freud; así parece haber opinado él mismo. Hay en sus demás obras comparativamente pocas referencias a esta (ver nota Freud 3); en las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17) sostiene que «me distrajo un poco de mi camino» (AE, 15, pág. 215), y en la Presentación autobiográfica (1925d), AE, 20, pág. 61, afirma en tono levemente peyorativo que fue una «digresión» respecto de su obra sobre los sueños. Pero, luego de un intervalo de más de veinte años, retornó imprevistamente el hilo del asunto en su breve trabajo sobre «El humor» (1927d), donde aplicó, para arrojar nueva luz sobre un oscuro problema, la concepción estructural de la psique que había propuesto poco tiempo atrás.
Ernest Jones dice que de todas las obras de Freud esta es la menos conocida, lo cual es sin duda válido (y nada tiene de sorprendente) para las personas que no leen en alemán.
«Traduttore-Traditore!». Esta frase -uno de los chistes que Freud analiza- podría con propiedad figurar como lema en la portada del presente volumen. Muchas de las obras de Freud plantean graves dificultades al traductor, pero este es un caso especial. Aquí, como en La interpretación de los sueños y en Psicopatología de la vida cotidiana, y quizás en mayor medida, nos enfrentamos con gran número de ejemplos en que hay un juego de palabras intraducible. Y como en los otros casos, todo cuanto podemos hacer es explicar la política, bastante inflexible, que hemos adoptado en esta edición. (ver nota Freud 4) Dos procedimientos se siguen habitualmente al abordar esos indóciles ejemplos: o se los elimina de plano, o el traductor los remplaza por otros de su propia invención. Ninguno de esos procedimientos parece adecuado en una edición que procura presentar a los lectores el pensamiento de Freud con la máxima exactitud. Nos hemos debido contentar, entonces, con dar las palabras alemanas problemáticas en su forma original, explicándolas con la mayor brevedad posible entre corchetes o en notas al pie. Desde luego, es inevitable que con este método se pierda el efecto del chiste; pero ha de recordarse que en cualquiera de los otros dos procedimientos que hemos mencionado queda fuera una porción (y a veces la más interesante) de las argumentaciones de Freud; y es de presumir que al lector le importan más estas argumentaciones que una momentánea diversión.
Este es un libro pleno de un fascinante material, gran parte del cual no vuelve a aparecer en ningún otro escrito de Freud. Sus minuciosas descripciones de complicados procesos psíquicos no tienen parangón fuera de La interpretación de los sueños, y en verdad son el producto de la misma floración súbita de genio que nos dio aquella gran obra
James Strachey